viernes, 18 de julio de 2014

En la salud y en la enfermedad

                   ¿Te sientes mal? ¡Oh! Seguramente o eres tú o conoces a alguien que no está muy bien de salud. Bueno, en ocasiones suena triste estar en momentos de baja salud ¡Pero no es así para nosotros, los hijos de Dios! Con el gozo en medio del dolor y la calma en medio de la tormenta, los hijos de Dios salimos adelante siempre en nombre de Dios. A continuación acompáñanos de ver por qué es tan bonito tomarse de la mano de Dios en la enfermedad.
                Para entender esto, primero quiero presentarte a un viejo amigo mío. Lo llamamos Job, hombre promedio, aunque con una muy buena posición social. De dinero, dueño de muchos terrenos; mucho ganado y animales por demás; además de todo, una familia preciosa, hijos e hijas espectacularmente bellos, cada día de la semana daban festines e invitaban mucha gente ¿Sabes? Job era un hombre fabuloso ante los ojos de Dios, no había otro como él sobre la tierra1.
                No quiero hacerte el cuento largo, pero fíjate que el diablo de cizañoso fue con Dios y le dijo:
 ¿Teme Job a Dios de balde?¿No le has tú cercado a él, y a su casa, y a todo lo que tiene en derredor? El trabajo de sus manos has bendecido, y su hacienda ha crecido sobre la tierra. Mas extiende ahora tu mano, y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu rostro. (Job 1: 9b-11)
                Es decir, que Job le amaba porque tenía todo, así que Dios lo dejó que le quitara todo a Job, menos su salud y su vida. Lo que ni tarde ni perezoso, lo hizo. Pero ante la pérdida de todos sus bienes, ante la muerte de todo su ganado, y ante la muerte incluso de sus hijos; Job sólo se calmó “y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.” (Job 1: 21).
                ¡Ah! Qué respuesta tan más bella. Pero el diablo, no conforme con esto regresó con Dios y dijo “Mas extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no te maldice en tu rostro” (Job 2: 5). Y Dios otra vez le dio permiso, esta vez de que se metiera con su salud. Así que lo plagó con sarna de pies a cabeza. Pero Job se mantenía fiel.
                Tres amigos lo vinieron a ver, y durante mucho tiempo lo quisieron convencer que había pecado y ésta era su paga, pero Job sabía que no era por pecado por lo que le sucedía eso. Finalmente, tras muchas discusiones (a las que se agregó un cuarto amigo), Dios se apareció y recompensó a Job por su Fe. Le dio más riquezas que las que había tenido antes, más terrenos, más ganado; incluso más hijos, y sus hijas fueron las más hermosas de toda la tierra2.
                Bueno, bueno, ya te conté la historia de Job, pero ¿Qué tenía que ver eso con tu salud? ¡Oh! Aquí es donde quiero que nos detengamos a analizar un poco la situación de Job. La intención del diablo era separar a Dios y a Job, quería que la hermosa relación entre ellos se perdiera y Job se condenara. Pero para su desgracia, no le bastó con quitarle todo lo material que Job poseía, aún quitándole todo lo que tenía, todas y cada una de sus posesiones, incluso a sus hijos; aun así Job no se apartó, y glorificó a Dios.
                Es decir, el diablo tuvo que acudir una segunda vez con Dios para que le diera permiso de atacar su salud, y de esta forma ver si conseguía su objetivo. El diablo ataca la salud, cuando quitar lo material no es suficiente, cuando el espíritu está tan firme con Dios, que tiene que meterse con lo más íntimo que tenemos, nuestro templo de Dios, el lugar donde Dios habita.
                Antes que nada, si te empiezas a enfermar (o cualquier otro problema de salud, más grave te ataca), tienes que saber que el diablo quiere derribarte, va con todo y está utilizando su arma más potente cuando de derribar gente se trata. No le interesa quitarte tu celular o tu computadora, porque son cosas pasajeras, él ataca lo que de verdad importa, tu relación con Dios, tu templo, tu centro de adoración inalámbrico que va contigo a todos lados.
                ¡Ah! Lo bueno que los hijos de Dios, somos una bola de Jobs. La actitud de Job en Fe, ante tu pérdida total de todo, y su enfermedad, fueron el punto clave que llevó a Job ante la presencia de Dios dignamente, y a ser recompensado en gran medida por Dios. Por tanto ¿No será importante nuestra Fe y nuestra actitud ante los problemas de salud?
                Una cosa importante de Job es que clamaba a Dios; aunque Job lamentaba su situación, en repetidas ocasiones clamó a Jehová, declaró la grandeza de Dios, así como la confianza que tenía en él3. Así que hay que ponernos a orar, a clamar a Dios, sabemos que él escucha ¿Por qué no hacerlo en estas situaciones? Y como Job, declarar la grandeza del Señor y la fe que tenemos en él. Como ya dijimos, la actitud y la Fe son punto importante; la misma palabra nos dice que por la Fe es que somos salvos, así como que por ella es que nos acercamos a Dios4.
                Incluso, algo maravilloso de la situación de Job, es que sus amigos también se vieron beneficiados con la situación de Job. Ellos creían muchas cosas, cada uno tenía su teoría, y todos contradecían a Job; finalmente llegó Dios, lo recompensó por todo, y su Fe, iluminó la vida de sus amigos, los ayudó a madurar en Dios.
                Nosotros constantemente queremos ser luz y reflejar a Dios, y tenemos tantas oportunidades para hacerlo, que incluso solucionando nuestros problemas ayudamos a los demás a crecer.
                Si tú te encuentras en este momento enfermo o pasas un problema de salud, te invito a que no decaigas, que levantas la mirada a Cristo, y que así como Job, no despegues tu Fe de Dios; al final te aseguro que serás recompensado más de lo que puedas soñar. No te garantizo que en dos segundos tu dolor se irá y que como en películas, estarás como nuevo; pero si te garantizo que se hará la voluntad de Dios, la cual es perfecta y de bien para ti5.  
Si, gracias a Dios, estás sano, pero conoces a alguien que no, te invito a que intercedas por él en oración, si puedes ayudarlo en algo, hazlo; y aprende todo lo que puedas de eso; ora para que ambos crezcan por medio de dicha experiencia.
Nunca despegues la vista de Dios6, confía en que si algo pasa, es así su voluntad5. Sólo necesitamos dos cosas para vivir aquí, Dios y salud, no te deshagas de ninguno, porque pierdes los dos.

 Fernando Castro


                1Job 1: 8
                2Job 42: 15
                3Job 9, 12, 14, 19, 23, 26, 28.
     4Hebreos 11: 1, 6; Efesios 2: 8-9
                5Jeremías 29: 11
                6Hebreos 12: 2

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