domingo, 17 de mayo de 2020

¿Cómo evangelizar desde casa?


Actualmente con esta contingencia sanitaria que está impactando en todo el mundo, podemos ver iglesias, lugares públicos y grupos de oración cerrados. Esto nos lleva a pensar que ahora será más difícil hacer llegar el mensaje del evangelio de Dios a aquellos que lo necesitan y no conocen de Él, por el hecho de estar en cuarentena.



Ahora la mayoría de los cristianos quieren salir a evangelizar hoy más que nunca, pero se pone el gran pretexto “es que no podemos salir y preferimos  quedarnos en casa y protegernos terrenalmente”, en todas partes se escucha que los doctores, enfermeros y personal de salud son héroes, pero aquí es donde me pregunto ¿Y dónde está el personal de Cristo?, no te hablo de religión o denominación te hablo de esos que se hacen llamar hijos de Dios, ¿A caso nuestro espíritu no necesita de la medicina que es Jesucristo? ¿A caso Dios no nos manda a todos sus hijos a llevar su evangelio por todo el mundo?

La mayoría actuamos como si la palabra de Dios estuviese encerrada o estancada; sin embargo, en 2 Timoteo 2:9, Dios nos dice que su palabra no está presa, nosotros podremos  estar en nuestras casas sin poder salir, y en ocasiones sentirnos presos, pero la palabra de Dios no lo está.

Tenemos que ser conscientes de que el evangelio no es solo tarea de líderes, pastores, maestros, etc., es una tarea de todos. Dios nos dice en su palabra, en Mateo 28:19 ‘’Por tanto, id,  y haced discípulos…’’, y en Marcos 16:15 ‘’Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura’’, Dios nos demanda a todos a predicar su evangelio por todo el mundo. Es por ello que en este artículo se presentan distintas formas en las que tú, como cristiano, puedes evangelizar desde casa.

Para poder predicar las buenas nuevas de Cristo, primero que nada tenemos que estar preparados bíblicamente, es decir, saber cuál es el mensaje que estaremos dando, es por ello que el primer paso para comenzar a evangelizar desde nuestra casa es leer la palabra de Dios, iniciar un devocional o estudio bíblico, tener contacto e intimidad con Dios. Esto además de ayudarnos a prepararnos teológicamente, también  nos ayudará a hacer crecer nuestro espíritu y a conocer más de Dios; y cuando una persona pasa tanto tiempo con otra, por naturaleza se comienza a imitar, o con el simple ejemplo de un niño pequeño que apenas está aprendiendo a hablar, aprende a hablar porque imita a sus padres, y es así como nosotros debemos imitar a Dios, para amar como el ama, para ser como él y como resultado lo daremos a conocer.

En este caso estaríamos evangelizando a nuestra propia familia, para aquellos que viven con una familia que no está convertida a Dios o esta apartada de él, podemos predicar con el ejemplo. He aquí una serie de preguntas que puedes hacerte para examinar cómo vas al predicar con el ejemplo en tu casa: ¿Saludo y agradezco con amor y respeto? ¿Estoy dispuesto a servir y a ayudar en las labores de la casa? ¿Estoy atento a las necesidades que tienen los otros? Si de pronto me peleo o discuto, ¿perdono o pido perdón? La evangelización comienza desde casa.

Otra manera de dar a conocer las buenas nuevas a las demás personas, es por medio de las redes sociales. La tecnología es uno de los regalos de Dios y debemos usarlo para su honra y gloria. Una manera podría ser a través de las redes sociales, ya sea que en nuestra cuenta de Instagram o Facebook o cualquier otra, publiquemos y compartamos imágenes con algún mensaje de Dios, con algún versículo o frase. Así mismo, también podemos publicar artículos, o compartir algún video dando nuestro testimonio o hablando sobre nuestro devocional, darlo a conocer y compartir la palabra de Dios.

Otra forma de usar la tecnología es enviando un mensaje a algún amigo o compañero; inicia una conversación con él o ella, pregunta cómo ha estado, pregúntale sobre su familia y poco a poco empieza a compartir como Dios ha hablado a tu vida durante este tiempo de angustia y aislación, como tu fe te ha ayudado mantener la calma y la paz en tu espíritu y corazón. Si los mensajes no son lo tuyo, inclusive puedes recurrir a la antigüita que es marcar por el teléfono a la persona, y hacer su conversación más amena y cómoda.

Recordemos que Pablo escribió sus cartas cuando estaba en la cárcel, y a su vez, Juan escribió apocalipsis cuando estaba preso, y es así como nos podemos sentir en estos momentos, presos, pero recordemos que Dios no nos deja ni un solo momento, y debemos aprovechar este tiempo para adentrarnos más en su palabra y su presencia. Ahora bien, si tu problema es la tecnología, no te preocupes pues aquí hay otra sencilla forma de evangelizar.

Puedes empezar por colocar imágenes afuera de tu casa, estas imágenes pueden contener versículos o bien puedes colocar un letrero con algún mensaje esperanzador como ‘’vecino, estoy orando por ti y tu familia’’, mensajes de ánimo, inclusive puedes poner música en un volumen moderado, que los vecinos alcancen a escuchar las alabanzas a Dios, pues eso además de evangelizarlos, les traerá paz y calma. También puedes salir a tu patio con una guitarra, pandero, o algún instrumento, y cantar y adorar a Dios, recuerda cuando David tocaba el arpa al rey Saúl, a este le venía alivio y paz; eso sí, hazlo en un horario prudente y respetuoso.

También puedes evangelizar al ir al súper por alimentos, o a la farmacia por algún medicamento, cuando salgas a algún lugar procura marcar la diferencia, con tu testimonio, con tu actitud, también sirve el usar una camiseta con alguna frase o versículo, y agradece al personal de supermercados, farmacias, personal de salud, repartidores, basureros, agradece hasta a los “viene, viene” ya que ellos te pueden ayudar a evitar un accidente y todo al que este en servicio al cliente, porque gracias a ellos podemos seguir teniendo servicios públicos y comida, hazles saber que estas orando por ellos y sus familias, y no olvides despedirte con un ‘’Dios te bendiga’’ o ‘’Bendiciones’’.



Por Héctor García

lunes, 16 de diciembre de 2019

Las pastorelas


Probablemente a todos nos ha tocado ver alguna vez (tal vez participar en) una pastorela. Representada miles de veces en primarias y secundarias de todo el país, la pastorela aparentemente tiene un mensaje bíblico digno de navidad, mezclado con humor a la mexicana ¿sí es así, no?
Si nunca te preguntaste de dónde viene la pastorela porque pensaste que no habría de tener gran chiste, deja te digo que hay más tradición detrás de ella, de lo que creíste.

Un poco de historia  
Todo comenzó en el siglo XII (en plena edad media), cuando surgió un incipiente movimiento teatral conocido como los “autos sacramentales”; es decir, obras de teatro que representaban escenas bíblicas. Y el primero del que se tiene registro se llamaba “Auto de los Reyes Magos” (se llama “auto” porque significa “propio de”).

Estas obras se representaban con la intención (principalmente) de alabar a Dios o de evangelizar a la población. La iglesia católica se tomó de ellos para representar el misterio de la eucaristía y los sacramentos (de ahí el nombre).

Sin embargo no fie hasta los años 1500, que se comenzaron a popularizar estas representaciones, gracias principalmente a que autos de gran calidad literaria empezaron a escribir obras de este género. Incluso en los años 1600, nuestra vieja amiga Sor Juana Inés de la Cruz (la chavita ésta que salía en los billetes de 200 pesos) llegó a escribir autos sacramentales. 

¿Y qué tiene de especial la pastorela?
Resulta que cuando los españoles conquistaron Tenochtitlán y comenzaron a desarrollar la Nueva España y demás reinados de la colonia en América, se valieron de estos autos como herramienta de evangelización sobre la población indígena. Con los años, y conforme se fue generando una nueva sociedad novohispana en México, estas obras fueron adquiriendo un tono más jocoso y juguetón, llegando en algunas ocasiones a rosar con la burla y el sarcasmo.

Así llegamos a la “Pastorela”, un auto sacramental que narra la historia de los pastores que fueron a visitar a Jesús al nacer (pasaje que podemos encontrar en Lucas 2: 8-20). Vale mencionar que si bien, la historia se centra en dichos pastorcitos (de donde toma su nombre “pastorela”), diferentes versiones integran en mayor o en menor medida a José y María, y su camino a Belén.  

La biblia resume todo el viaje de los pastores a Belén en un solo versículo que dice “Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre” (Lucas 8: 16), pero los autores de las pastorelas han desarrollado toda una compleja travesía en la que el diablo y sus secuaces (generalmente siete diablitos que representan los llamados pecados capitales) intentan distraer a los pastores, hacerlos caer en pecado y evitar que lleguen al nacimiento de Jesús.

Por otro lado, los pastores tienen la ayuda de San Miguel, casi siempre acompañado de un segundo ángel menos inteligente y buen patiño (perfecto personaje para los chistes). San Miguel no suele ser tan abusado y listo como el diablo, pero siempre al final el bien triunfa y los ángeles derrotan a Satanás, permitiendo que los pastores completen su misión.

La pastorela acaba con ellos visitando a José, María y Jesús.

Tercer acto
En México, las pastorelas tuvieron un éxito tremendo y es tradición que año tras año se representen en vísperas de navidad. Muchas escuelas las representan antes de salir de vacaciones, grupos teatrales se presentan en fiestas y eventos locales y hasta películas se han grabado con esta temática.
Pero ¿es bíblica la pastorela? Si bien está basada en un pasaje bíblico que ya mencionamos, es verdad también que el 95% de lo que incluye una pastorela es sacado de la imaginación del autor y no de la palabra de Dios. Sin mencionar que los personajes de los ángeles se suelen denigrar y el humor en ocasiones puede ser muy vulgar.

La pastorela no es mala per se, puede ser una herramienta muy útil y divertida para recordarle a la gente que el verdadero significado de la navidad es Dios mismo amándonos y el nacimiento de Jesús. Pero no la convirtamos en un show corriente como cualquier otro. No mundanicemos la biblia, mejor evangelicemos al mundo.

Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado.
Lucas 8: 15

miércoles, 1 de mayo de 2019

El cristiano y las festividades


El año está lleno de días festivos, y en México, más. Tan sólo en la delegación de Xochimilco, en el D.F., el mismo Jefe Delegacional menciona que en esta región hay más de 400 festividades al año (es decir, más fiestas que días en el año).
       El cristiano suele tener problemas con respecto a algunas fiestas anuales. Algunos las ignoran por completo, otros las festejan con gran gozo, otros las festejan pero nomás por seguir la corriente, etcétera. Es por eso, que esta ocasión me he dado a la tarea de hacer un análisis respecto a cómo el cristiano vive estas festividades, sin querer caer en la polémica ni la discusión innecesaria respecto a la postura que cada quien considere que debería ser la correcta.
       Todo esto con el objetivo de que usted mismo valore la situación y considere qué decisión tomar la próxima vez que una de estas fechas se presente, porque una cosa si creemos firmemente todos los cristianos (al menos eso parece) que Dios dice “frío o caliente” pero a los tibios los vomita de su boca. Es decir, decídase si va a festejar o no ciertas fechas, pero no quiera darle  gusto a todos.

Halloween
      Una de las fiestas más controversiales es el “Día de brujas”, o más mencionado en frontera por su nombre en inglés. Muy independientemente de la naturaleza muy discutida sobre el origen de esta fecha, es evidente que esta festividad no tiene nada de eva


ngelística, ni es promovida por la biblia, la iglesia o cualquier relación con Dios. Es decir, no edifica en lo más mínimo. Por esto es que la mayoría de los cristianos no la festejan y por el contrario, fomentan que no se participe en ella.
      Sin embargo, principalmente en Estados Unidos, hay cristianos que festejan este día basándose en Filipenses 1: 27, pues mientras su vida refleje a Cristo y no formen parte del lado oscuro de esta fiesta, se sienten tranquilos.

Día de muertos
       Una situación muy similar sucede con el día de muertos en México, es sólo que en nuestro país (y mucho más en el centro de la república) este día se mezcla con el catolicismo en una combinación de rituales religiosos y paganos que poca gente puede explicar coherentemente, y la mayoría, los sigue por tradición.
       La gente que se opone al día de muertos, se fundamenta principalmente en el versículo en que Jesús dice “Deja que los muertos entierren a sus muertos” (Lucas 9: 60).

“Reyes” magos
       Si bien, la gran mayoría de los cristianos festejan sin problema alguno el 6 de Enero, incluso partiendo rosca con la familia o en el trabajo, cabe mencionar que muchos se oponen al estereotipo clásico de los 3 reyes magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) que nos inculcaron de niños, pues la Biblia nunca menciona que sean 3, mucho menos menciona sus nombres, tampoco menciona en qué animales montaban, incluso, la biblia no los menciona como reyes, solo como “unos magos” que venían de oriente.
 
Día del padre
       A diferencia del día de la madre o del niño, el día del Padre suele poner en jaque a algunas iglesias, poniéndose a discutir si celebrar a los padres terrenales que cada quien tiene, o a Dios Padre que nos da la vida desde el cielo, la mayoría prefiere festejar a ambos, lo cual a nadie ha parecido mal, sólo que algunos se inclinan más por una de las dos opciones. 

Navidad
       Está bien, aquí ya entramos en terreno sensible. La  navidad es fuertemente festejada con mucho gozo por unos, y por otros es abandonada completamente con cierto resentimiento. La realidad es que Navidad comenzó como una fecha dedicada 100% a Cristo y su gloria, y que con el tiempo se ha manchado terriblemente con la comercialización y la mercadotecnia.
       Limpiando al 25 de diciembre de todo el dinero que le rodea, aún nos queda una discusión sobre los orígenes paganos de la festividad, del pino y el famoso gordito bonachón de Santa Claus, Papá Noel, San Nicolás, o como se le quiera llamar. Cabe mencionar que el pino, los foquitos, velas, botas, regalos y Santa Claus (entre otras cosas) son de origen pagano. Pero aun quitando todo esto, nos deja el dilema de si debemos o no festejar el nacimiento de Cristo; cosa que ha sido fuertemente discutido y argumentado.
       Sabemos que la fecha (25 dediciembre) es simbólica, pues no se sabe el cumpleaños exacto de Cristo, pero la gran mayoría prefiere no especular y darle gracias a Dios por mandar al mundo a su salvador, ese cordero de Dios que dio su vida voluntariamente para quitar el pecado del mundo.

Conclusiones
       Siguiendo el consejo que expliqué al principio, nunca les darás gusto a todos, mejor trata de darle gusto a Dios, sé frío o caliente, pero no te quedes a medias. Te invito a que tomes una decisión sobre cada fecha y tomes las medidas necesarias respecto a dicha decisión. Pero siempre recuerda un par de puntos importantes:
       -Ante todo, como cristianos vivimos para agradar a Dios, no a los hombres, tu decisión tómala para agradarle a Él. Tampoco la tomes por beneficio personal: si deseas festejar navidad por los regalos y no por gratitud a Dios, mejor no la festejes, pues quedas peor.
       -Si no encuentras  fundamentos bíblicos para tus argumentos, piensa mejor en lo que estás defendiendo, no caigas en las tradiciones, reflexiona, lee la biblia y pon en oración cada fecha festiva.
       -Considera a tus hermanos. En Romanos 14, Pablo nos recuerda que no hagamos caer a nuestro hermano con nuestras costumbres. Cristo también nos habló fuerte sobre el problema de hacer caer a un hermano. Así que si quieres festejar una fecha pensando en Filipenses 1: 27, también piensa en Romanos 14.
       -No seas religioso, ni hagas (o dejes de hacer) las cosas porque tu religión lo diga así. Fundaméntate en Dios y en quererle agradar más y más; para esto, es indispensable estar en comunión con Él y tener una buena relación.


Por Fernando Castro

Aislarse para orar



¿Alguna vez se ha sentido fatigado física y emocionalmente debido a las demandas de la sociedad? ¿Cuántas veces ha sentido la necesidad de alejarse un momento para recargar sus energías?
       ¿Usted ha tomado un momento de su tiempo para escuchar a Dios y renovarse espiritualmente?
       Es muy común que hoy en día experimentemos cansancio mental y físico debido a diferentes situaciones que ocurren en nuestra vida cotidiana, tales como el trabajo y las relaciones sociales. Asimismo, cada uno de nosotros ha experimentado la necesidad de tomarse “un respiro”, un tiempo a solas para recobrar las energías emocionales y espirituales.
        Es normal que nosotros, en esta sociedad en la que vivimos actualmente, tengamos esa sensación de querer estar a solas tan sólo un momento. La mayor parte del tiempo estamos ocupados en labores que requieren de mucho esfuerzo por parte de nosotros; a veces sentimos que no disponemos del tiempo suficiente para realizar otras actividades, e incluso llega un momento en el que sentimos que no tenemos tiempo libre.
        Con la agenda saturada y los horarios extensos que tenemos que cubrir al día, puede resultar muy difícil encontrar un tiempo a solas, un tiempo dedicado a Dios. Por esta razón es muy importante que considere la relevancia que conlleva el hábito de aislarse para orar.
        Usted se preguntará: ¿Por qué aislarme para orar?, ¿Cuánto tiempo requiero para orar a solas?, ¿Me quita mucho tiempo?, ¿Qué beneficios me proporciona el tener que aislarme para orar?
       La verdad es que aislarse para orar puede renovarlo completamente. Usted con el tiempo comprobará que realmente necesita un tiempo a solas con Dios, y más aún cuando usted mismo crea el hábito de alejarse de las actividades tan demandantes que vive hoy en día.
       En la Biblia podemos notar que Jesús constantemente se aislaba para estar un tiempo a solas con Dios, y de esta manera restaurarse y recargar sus energías espirituales y emocionales. Si Jesús necesitaba hacer esto constantemente debido a las demandas de la multitud ¿Cuánto más lo necesitará usted que podría estar tan vulnerable y propenso a las tentaciones?
       Es muy importante que considere tomar un momento de su tiempo para aislarse y escuchar a Dios; estando a solas, la comunicación entre el Padre y usted sería efectiva. Usted puede encontrar excelentes lugares para apartarse y estar con Dios, incluso puede encontrar los mejores momentos para llevar a cabo la oración a solas.
       Es indispensable que cuando usted esté a solas con Dios aprenda a escucharlo para poder entender Su voluntad. Usted está expuesto a ser tentado y puede tener un momento de debilidad espiritual; por esta razón es vital tener un momento a solas con Dios, pues la guerra espiritual la peleará bien y triunfará si se toma el tiempo de aislarse para orar.
       Tenga por seguro que usted se sentirá totalmente renovado. Crear el hábito de aislarse requiere de su compromiso con Dios; que no espere hasta estar agotado y ser inconstantes en su comunicación con el Padre. La importancia de aislarse para orar le provee un encuentro cercano con Dios.
       Recuerde que usted hace una promesa cuando se comunica con Dios, así que no espere más: ¡tome un poco de su tiempo para estar a solas con Dios y empiece a experimentar esta nueva etapa espiritual, hermosa en gran medida!


Por Maribel Sánchez

Errores que nos limitan con Dios


Te invito a reflexionar acerca de algunas ideas erróneas que pueden estorbar en nuestra intimidad con Dios:

   1)      Pensar que Dios siempre está enojado.
       Variedad de personas han expresado que tienen la sensación de que Dios siempre está enojado con el mundo y que si deciden acercarse, seguramente Él se vengará de ellos, pero eso es un error. Si bien es cierto que Dios aborrece el pecado, también es verdad que ama al pecador.
       No nos ama porque nosotros hayamos realizado algo digno, sino por su pura gracia y misericordia “no por obras para que nadie se gloríe” (Efesios 2:9). ¿A qué me refiero con esto? A que Dios no está enojado contigo. Por más veces que podamos fallarle, Él siempre estará con los brazos abiertos para recibirnos, perdonarnos y transformarnos.
       Dios es incondicional, ha decidido siempre amarte aun sin merecerlo, por lo tanto, Él no te ha rechazado, más bien tú lo has hecho contigo mismo a través de conceptos erróneos del amor. Te has convencido de que no mereces algo mejor, de que eres culpable y mereces castigo.
      El enemigo trata de engañar a las personas de todas las maneras posibles para crear barreras entre el hombre y Dios; se ha encargado de crear esas ideas condenatorias llenas de desesperanza para que pienses que ya no hay solución y que es mejor dejar las cosas como están. La actitud conformista y pesimista puede envenenarte, así que ¡Cuidado con lo que piensas! Tus pensamientos pueden dirigir las intenciones de tu corazón y convertirlas en realidad.
      Al enemigo le conviene convencerte de que Dios te odia, te rechaza y no te acepta, pero recuerda que “De tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16) Eres importante para Dios, ¡Eres de los suyos! Acepta el regalo de amor, verdad, perdón y salvación que Dios te ofrece, y acércate confiadamente aÉl en todo momento, siempre está listo para entablar una conversación contigo y mostrarte su bondad y gozo en el diario vivir.

2)      Pensar que Dios es malo
       Según la Real Academia Española, la palabra “malo” se puede definir como un valor negativo, falto de cualidades. Nocivo, desagradable, doloroso, desfavorable, traición, hostilidad, malas intenciones, entre otras. 
      Ahora bien, en la biblia se describe a Dios de la siguiente manera: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque DIOS ES AMOR” (1Juan 4:7-8). “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1ra. Corintios 13:4-7).
       Así que, reconociendo que Dios es amor, podemos cambiar nuestros pensamientos y reconocer que Él es bueno y tiene planes positivos y bendiciones para nuestras vidas. Estar de su lado es lo mejor.

3)      Pensar que Dios tiene favoritos
       Me parece que es un aspecto que requiere bastante definición. En ocasiones puede suceder que uno haga comparaciones innecesarias con otras personas y como resultado surgen: envidias, menosprecio o vanagloria. ¡Cuidado con esto! Va un ejemplo: “Mira, tan joven y cristiano, siempre está involucrado en los ministerios y ora por la gente. Yo debería estar haciendo eso pero el pastor lo llamó a él, ha de ser porque es uno de los preferidos de Dios” ¡Error!
       En Romanos 2:11 se menciona que Dios no hace acepción de personas. Todos somos especiales ante Él y tenemos las mismas oportunidades. Él nos ha dotado de dones y talentos particulares que debemos administrar para llevar a cabo su obra. ¿Si Dios no nos compara, porqué habríamos de hacerlo nosotros mismos?
        Cada persona tiene un propósito, no podemos esperar hacer lo mismo que los demás, pues “algunos han sido llamados a ser apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, maestros. A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:11-12).
       Todos tenemos algo que hacer y ofrecer, no nos comparemos con los demás ni pensemos que somos mejores o peores. Todos estamos en igualdad de condiciones y tenemos oportunidades, dependerá de nosotros actuar en el momento correcto y hacer la voluntad de Dios. Que las envidias o comparaciones no estorben tu relación e intimidad con Dios.
       Puedes prestar tus servicios a personas que lo necesitan, orar, levantar tus manos y entregarte a Dios humildemente, sin esperar que los hombres te premien por lo que haces, sólo hazlo por amor y agradecimiento a Dios. Recuerda que Él ha depositado un propósito especial en tu vida ¡Vívelo intensamente!

    4)      Pensar que orar y leer la biblia son una obligación
       La Real Academia de la lengua Española define la palabra Obligación como una “imposición o exigencia moral que debe regir la voluntad libre”.  Orar y leer la biblia no tienen por qué ser una imposición, seamos sinceros con nosotros mismos y de manera personal examinemos los motivos por los cuales llevamos a cabo esos actos.
       Dios nos ha dado el privilegio de conocer su verdad a través de su palabra, leer la biblia nos permite adentrarnos a lo que Dios tiene para nosotros, conocer sus planes, lo que ha sido, lo que es y lo que será. Orar es “ponernos mental y anímicamente ante la presencia de Dios, para dar gracias o pedir algún favor, o simplemente con actitud compasiva”.
       Orar nos acerca a Dios, es la comunicación íntima con Él, de corazón a corazón. Nadie más tiene porqué inmiscuirse en tu relación con Él. Podría ser un momento íntimo en el cual conocer el corazón de Dios, su voluntad y bondad a nuestras vidas.
       Pero,  ¿Por qué podríamos verlo como una obligación? ¿A caso hay cosas más importantes que hacer? Es una realidad que el enemigo quiere interrumpir el tiempo de oración ya que sabe que en esos momentos nos hacemos más fuertes y podremos estorbarle en sus maléficos planes.
       Usa el entretenimiento para desinteresarnos o desenfocarnos de las cosas de Dios, haciendo que estemos propensos a caer en pecado. En ocasiones la rutina diaria, infinidad de compromisos y actividades, hacen que nos distraigamos; hay cuentas que pagar, trabajos y plazos para entregar, los tiempos cada día son  más líquidos, el día parece ser más corto.
        Pero aun en medio del ajetreo se puede guardar un momento para atender la vida espiritual y alimentarte de la palabra de Dios. En Josué 1:8 menciona “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.

5)      Pensar que Dios no puede ayudarnos con nuestros problemas
       Hay ocasiones que el ser humano se cree “el ombligo del mundo”, que todo gira alrededor de él, que si se mete en problemas, con esa misma capacidad podrá generar soluciones para enfrentarlos y salir de ellos. Pero cuando no encuentra la salida, atrae pensamientos negativos y de orgullo que le impiden reconocer su condición y pedir ayuda. Algunas personas dicen: “Es imposible arreglar mi matrimonio”, “Ésta enfermedad no puede ser curada”, “No puedo cambiar”, “Tengo muchos problemas económicos, no veo cómo salir de ellos”, “Esto me está atormentando, soy un fracasado”.
       En Marcos 10:27 se menciona “Para los hombre es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios”.  Debemos reconocer que Dios es to

dopoderoso, si hay algún problema en nuestras vidas, resulta una perfecta oportunidad para ver el favor de Dios en acción. Es increíble ver que familias desintegradas han sido restauradas, que personas con diagnósticos desalentadores han sido completamente sanos por la intervención de Dios, que los problemas económicos, adicciones, depresión, fracaso, tormento, tristeza, pueden ser transformados, pues nada se puede contener a la autoridad divina.
       Los problemas pueden ser situaciones que el enemigo usa para mentir, confundir a las persona  y convencerlas de que Dios lo ha permitido por venganza, pero ¡No es así!, Dios es amor, es fiel, es justo. Él tiene pensamientos que exceden nuestro entendimiento, dice en su palabra que “todas las cosas obran para bien…” (Romanos 8:28). Es un error pensar que hay alguna situación que exceda el alcance de Dios.
       Somos su creación y como tal, Él tiene el control de hasta el más mínimo detalle de nuestras vidas. Toda situación trae un aprendizaje y crecimiento personal, Dios tiene un propósito para cada uno, y si esas circunstancias sirven para mejorar, cambiar, transformar y salvar, entonces habrá valido la pena el proceso.

6)      Pensar que estamos solos
       La muerte de un ser querido, una ruptura amorosa, el rechazo de la familia o la sociedad, la incomprensión, la lejanía física o emocional, pueden generar sentimientos de soledad. Hay quienes dicen “¿Dónde estaba Dios cuando mi padre agonizaba? Él sabía que era todo lo que tenía”, “¿Por qué me quitó lo único que tenía? Lo único valioso en mi vida”.
       Pareciera que el ser humano está continuamente a la defensiva, tanto dolor ha cegado e impedido el reconocimiento de los pequeños detalles divinos con que Dios nos muestra su compañía. En Mateo 28:20 dice “… he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Lo que nosotros debemos aprender es a reconocer que Dios es suficiente. Teniéndolo a Él, lo demás es añadidura. Es un error pensar que estamos solos y que nuestra vida puede depender de una persona ajena a Jesucristo.
       Es increíble ser conscientes de la compañía y respaldo de Dios en nuestras vidas. La biblia está repleta de testimonios donde se muestra la relación con Dios y su compañía total para cualquier persona, no importando su condición de “justos o pecadores”. Dios siempre está con nosotros, muestra de ello es lo que se menciona en Isaías 41:10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
       Habrá momentos en que las personas podrán fallarnos, podremos ser rechazados, alejados, abandonados, heridos, pero Dios siempre estará con nosotros, nos dará esperanza y fortaleza para salir adelante.
       No pongamos nuestras esperanzas en las cosas del mundo, todo eso es sumamente pasajero, sólo enfocándonos en Dios, en lo eterno, en lo genuino, podremos reconocer el verdadero significado de la vida. Utiliza los momentos de “soledad” para platicar con Dios, desahógate, ríe, llora, grita, Él sabrá consolar tu corazón y llenarte de alegría desbordante. Ser conscientes de su presencia te guiará a una vida en plenitud. 


Por Maribel Sánchez


martes, 11 de julio de 2017

Has el bien... ¿Sin mirar a quién?

Un versículo muy conocido de la biblia es “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, el cual viene escrito nueve veces (contando una en que menciona que amarás también al extranjero). Aquí es donde quiero hacer más énfasis: en la palabra “prójimo”. ¿Quién es mi prójimo? ¿Mi amigo, mi primo, mi hermano, mi vecino?
No, incluye a cualquier persona. Tanto es así, que Cristo mismo nos dijo que no debíamos amar sólo a quienes nos aman, pues eso lo puede hacer cualquiera, sino ir más allá y amar incluso a nuestros enemigos.
                Este hermoso versículo tiene un primo cercano en la familia de los refranes: “Has el bien sin mirar a quién”. Y ya que el amor en el cristianismo es activo y no pasivo ni contemplativo, podríamos decir que este dicho y “amarás a tu prójimo como a ti mismo” son sinónimos. Pues “amar al prójimo” es también “hacer cosas buenas por el prójimo”, “ayudar al prójimo”, “preocuparse por el prójimo”.
                Una vez asentado que estos frutos de la sapiencia son semejantes, quisiera mencionar que tampoco son los únicos frutos verbales del árbol de la hermandad. Juvenal dijo desde los primeros siglos “¿Qué hombre de bien considera cualquier desgracia como algo que no le concierne?” (XV, 140). No sólo reflexiona sobre la importancia de preocuparnos por los demás, sino además menciona que es algo “concerniente” a uno, por lo que actuar en su solución o disipación es también nuestra tarea.
                Cicerón plasmó por su parte “Los hombres vinieron a la existencia por el deseo de los propios hombres de hacerse el bien el uno al otro” (De off I. VIII). El Beowulf, cantar de gesta anglosajón de la era medieval, dice “Nada puede cambiar los deseos de bondad de un hombre de recto pensamiento”. El Sigrdrífumál, cantar nórdico, ordena también “Un consejo te doy: Se intachable […]. No te vengues aunque te hagan mal”.
                Así, claro es que hacer el bien a los demás es indispensable en la vida del hombre. Pero la verdadera reflexión que yo quisiera hacer hoy es… ¿A quién dijimos? A cualquiera y a todos a la vez. El amor por el prójimo no tiene discriminación. No ayuda sólo a blancos o a negros, sólo a hombres o a mujeres, a niños o a adultos, a cristianos o a católicos, a amigos o familiares, a compañeros o a extraños, a ricos o a pobres; a cualquiera y a todos a la vez.
                Hoy, en pleno siglo XXI nos hemos alejado cada día más de este concepto tan completo. La ayuda que brindamos se convierte cada vez más en una ayuda selectiva que lejos queda de la ayuda que Cristo daba a sus prójimos.
                Pero más que por gustos o favoritismos, hay un motivo que agrava este problema sin razón alguna: el miedo al “qué dirán”. Si a Cristo le hubiera preocupado lo que la gente pudiera decir de Él, no hubiera curado en día de reposo, no hubiera comido con cobradores de impuestos, no hubiera llamado a pescadores, no hubiera perdonado prostitutas, no hubiera conversado con ladrones. Pero hoy, un hombre maduro, una mujer adulta o un adolescente, no puede ayudar a cualquier persona de forma indistinta sin que las personas comiencen a hablar.
                No son pocos los hombres que me han contado que al abrirle la puerta a una mujer (o al realizar una obra de cortesía semejante) reciben un sermón sobre la independencia femenina y el yugo opresor del patriarcado mexicano.
                Si a este problema, le agregamos la inseguridad que estos días invade nuestras calles y hogares (es común que ladrones se hagan pasar por personas lastimadas o en necesidad, y al acercarse alguien a ayudar, terminan emboscando al “buen samaritano”); la desconfianza frente a aquel que de buena fe te quiere ayudar, se ha vuelto una barrera inquebrantable que ha entorpecido la cadena de ayuda que Cristo comenzó.

                Te invito este día a que ayudes a quién puedas y cuando puedas, sin importarte lo que piense la gente. No dejes que la opinión de un mundo lleno de pecado apague el fuego de Dios en ti. Vive ayudando, que es a lo que Cristo nos ha llamado. Corre el riesgo, juégatela.  

Por Fernando Castro

miércoles, 27 de julio de 2016

Medicina, nutrición y enfermedades en los tiempos de Cristo

Las 3 primeras palabras del título de este artículo guardan una gran relación entre ellas, que viene a ser más notoria en el Antiguo Testamento.

      Hay variedad de enfermedades que se pueden prevenir con la nutrición, o bien remedios caseros efectivos para curar ciertos males.
       La Biblia es un libro con una muy amplia variedad de temas, la salud equivale a vida, así que no es de sorprendernos que la Biblia haga referencia a este tópico, o haga mención de ciertas enfermedades como casos en los que Dios actuaba y se glorificaba en ellos, así como también indicaciones de cuidar nuestra alimentación y salud física, obviamente no por encima de nuestra salud espiritual (1 Timoteo 4:8).
Podemos ver ejemplos en los que se hablan de enfermedades y remedios como estos:
·         
      En Jeremías 8:22:
“¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo sanidad para la hija de mi pueblo?”
En Génesis 37:25 se menciona que uno de los productos muy valiosos que transportaban en camello era este bálsamo, era un producto muy apreciado en el antiguo Oriente Medio y se consideraba un lujo. Este se extraía de los árboles, era una resina aromática y aceitosa, y sus propiedades curativas eran muy conocidas.

       Volvamos a Jeremías, que pregunta con tristeza si acaso había bálsamo en Galaad, en sentido figurado, pues el pueblo de Israel se encontraba lejos de Dios y no se arrepentían de su pecado, y el profeta se estaba refiriendo a que de esta manera no recibirían el “bálsamo” espiritual de Dios.
Podemos ver que si existían remedios muy valiosos, pero en este sentido Jeremías hablaba de la necesidad de ese bálsamo de Dios para la salud espiritual del pueblo.
·        
      En el libro de Isaías en el capítulo 38 habla cuando Ezequías enfermo de muerte:

Isaías 38:1 “Y había dicho Isaías: —Tomen una masa de higos y pónganla en la llaga, y sanará.”
Ezequías oró y clamó a Dios para que lo sanara, y Dios contestó su oración por medio del profeta Isaías, quien fue directamente con Ezequías diciéndole lo que Dios le había mandado decir, que era que Dios iba a añadir a sus días 15 años y además que libraría a la ciudad de manos del rey de Asiria (Isaías 38:4-6). Después de esto, Isaías pidió que tomaran una masa de higos y la pusieran en la llaga de Ezequías, y sanó.
·         Isaías 1:6

Isaías también habla de "heridas, golpes, llagas vivas" que debían ser "curadas, vendadas o mitigadas con aceite" (Isaías 1: 6).

"Desde la planta del pie hasta la cabeza
no hay en él cosa sana, sino herida,
hinchazón y podrida llaga;
no están curadas ni vendadas
ni suavizadas con aceite".

       En aquellos tiempos, los israelís no eran atendidos por médicos profesionales, y desconfiaban de médicos de otras naciones. En el antiguo Testamento los médicos no eran bien vistos porque los hebreos pensaban que era mejor confiar en Dios para que sus enfermedades pudieran ser sanadas.
En este sentido, podemos mencionar el caso del rey Asa de Judá cuando enfermó de gota en los pies, y dice la Biblia (2 Crónicas 16:12) que en su enfermedad no buscó a Dios, sino a los médicos, esto fue condenación para su vida, y murió.

      En el nuevo testamento (Marcos 5:25) vemos la situación de la mujer que tenía flujo de sangre desde hacía 12 años, había gastado todo en médicos y ninguno le daba una solución. En esos tiempos esos casos eran más comunes por los limitados conocimientos que había.

    En los principios del cristianismo, los médicos estaban asociados con el dios de la medicina y curación de la mitología griega, Esculapio, su símbolo era el caduceo (serpientes enlazadas alrededor de un báculo), y este es aun el símbolo de la profesión médica.
     En la Biblia se hace mención de varias enfermedades como la lepra, las hemorroides, la hidropesía (edema, retención de líquido), y las enfermedades estomacales (Deuteronomio 24:8, 28:27, Lucas 14:2, 1 Timoteo 5:23).

     Al leer la Biblia, nos damos cuenta que en esta no encontramos motivo de “alabar” por así decirlo, a los médicos, o motivos para pensar que la medicina es el único medio para obtener salud, pero tampoco se subestima su profesión. En Colosenses 4: 14 se llama a Lucas el medico “amado” pero esto más en un término espiritual que médico. Lucas usaba terminologías y descripciones médicas que sugieren que practicaba medicina moderna.

En Lucas 5:31 Jesús nos dice ”los que están sanos no necesitan médico, pero los que se hallan mal sí”, haciéndonos ver que era aceptable y coherente buscar a un médico para tratar enfermedades. Tampoco hay una base bíblica que nos haga referencia a condenar el uso de antibióticos, antisépticos o analgésicos, pues como vimos al principio de este artículo en el libro de Jeremías se nos habla de un bálsamo que pudiera tener estas características.

     De hecho,  muchas medidas de prevención de enfermedades son mencionadas en la Biblia, muchas de las cuales son usadas hoy día, vemos una vez más que la Biblia se ha anticipado en tantos aspectos así como en la medicina, salud y prevención de infecciones y enfermedades.

       Los principios para conservar la salud que menciona la Biblia siguen siendo igual de prácticos hoy, pues el objetivo principal de las leyes que Dios dio a Moisés, era prevenir enfermedades, y del mismo modo las medidas preventivas hoy han resultado más útiles que sólo centrarse en el tratamiento de la enfermedad. Por eso hoy vemos mucho este slogan: “Es mejor prevenir que curar” o “Más vale prevenir”.
       Cuando vemos estas leyes que Dios dio a Moisés se puede apreciar que la prioridad en ellas es la prevención para el cuidado de la salud. Mencionaremos algunas:
-Deuteronomio 23: 13 dice: “Y debes tener disponible una estaca junto con tus útiles, y tiene que suceder que cuando te agaches fuera, entonces tienes que cavar un hoyo con ella y volverte y cubrir tu excremento

       Para esos tiempos esta norma era una medida preventiva muy avanzada, para evitar enfermedades que se pueden transmitir por las moscas, como la shigelosis, tifoidea, disenterías, que aun en estos días son muy comunes sobre todo en lugares en los que no toman este tipo de medidas.

-En el capítulo 11 de Levítico se dice que las enfermedades se pueden transmitir por medio de insectos, roedores y agua contaminada. Este dato que puede parecer insignificante nos demuestra que la Biblia se adelanta a descubrimientos de científicos como Pasteur o Leeuwenhoek, que sucedieron milenios después.

-Acerca de las reglas y prohibiciones dietéticas se nos habla en Levítico 11: 13-20, entre esas prohibiciones se incluyen a predadores como las águilas, las águilas pescadoras, búhos, el cuervo y el buitre. Debido a que estos animales pertenecen al nivel superior de la cadena alimentaria, concentran gran cantidad de toxinas. En la ley de Moisés se permitía comer algunos animales vegetarianos que no pertenecían a una cadena alimentaria en la que se concentran toxinas.

-Las carnes que se prohibían eran porque contenían parásitos enquistados.

-En numerosos versículos del AT también se habla acerca del consumo de carne y sangre, Génesis 9: 4; Levítico 3: 17; 7: 26; 17: 10-16; 19: 26; Deuteronomio 12: 16; 15: 23. Esta prohibición también se menciona en el NT en el libro de Hechos 15: 20, 29 y 21: 25.

-Incluso las leyes morales en la Biblia son una manera de prevención contra las enfermedades de transmisión sexual (Éxodo 20: 14; Romanos 1: 26, 27; 1 Corintios 6: 9, 18; Gálatas 5: 19).

       Como podemos apreciar la Biblia nos da luz acerca de muchos aspectos biológicos, de las enfermedades más concurrentes, incluso datos muy adelantados para los tiempos en que se escribieron, pues la sabiduría de Dios va más allá de la sabiduría del hombre y el solamente es Creador de todo, y así como el da la salud, El también tiene derecho de quitarla, y por nuestra parte, nuestra responsabilidad es cuidarla.


Por Bárbara Garibay P.