Las 3 primeras palabras del
título de este artículo guardan una gran relación entre ellas, que viene a ser
más notoria en el Antiguo Testamento.
Hay variedad de enfermedades que
se pueden prevenir con la nutrición, o bien remedios caseros efectivos para
curar ciertos males.
La Biblia es un libro con una muy
amplia variedad de temas, la salud equivale a vida, así que no es de
sorprendernos que la Biblia haga referencia a este tópico, o haga mención de
ciertas enfermedades como casos en los que Dios actuaba y se glorificaba en
ellos, así como también indicaciones de cuidar nuestra alimentación y salud
física, obviamente no por encima de nuestra salud espiritual (1 Timoteo 4:8).
Podemos ver ejemplos en los que
se hablan de enfermedades y remedios como estos:
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En Jeremías
8:22:
“¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No
hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo sanidad para la hija de mi pueblo?”
En Génesis 37:25 se menciona que
uno de los productos muy valiosos que transportaban en camello era este
bálsamo, era un producto muy apreciado en el antiguo Oriente Medio y se
consideraba un lujo. Este se extraía de los árboles, era una resina aromática y
aceitosa, y sus propiedades curativas eran muy conocidas.
Volvamos a Jeremías, que pregunta
con tristeza si acaso había bálsamo en Galaad, en sentido figurado, pues el
pueblo de Israel se encontraba lejos de Dios y no se arrepentían de su pecado,
y el profeta se estaba refiriendo a que de esta manera no recibirían el
“bálsamo” espiritual de Dios.
Podemos ver que si existían
remedios muy valiosos, pero en este sentido Jeremías hablaba de la necesidad de
ese bálsamo de Dios para la salud espiritual del pueblo.
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En el libro de Isaías en el capítulo 38
habla cuando Ezequías enfermo de muerte:
Isaías 38:1 “Y había dicho
Isaías: —Tomen una masa de higos y pónganla en la llaga, y sanará.”
Ezequías oró y clamó a Dios para
que lo sanara, y Dios contestó su oración por medio del profeta Isaías, quien
fue directamente con Ezequías diciéndole lo que Dios le había mandado decir,
que era que Dios iba a añadir a sus días 15 años y además que libraría a la
ciudad de manos del rey de Asiria (Isaías 38:4-6). Después de esto, Isaías
pidió que tomaran una masa de higos y la pusieran en la llaga de Ezequías, y sanó.
·
Isaías 1:6
Isaías
también habla de "heridas, golpes, llagas vivas" que debían ser
"curadas, vendadas o mitigadas con aceite" (Isaías 1: 6).
"Desde la planta
del pie hasta la cabeza
no hay en él
cosa sana, sino herida,
hinchazón y
podrida llaga;
no están curadas
ni vendadas
ni suavizadas
con aceite".
En aquellos tiempos, los israelís
no eran atendidos por médicos profesionales, y desconfiaban de médicos de otras
naciones. En el antiguo Testamento los médicos no eran bien vistos porque los
hebreos pensaban que era mejor confiar en Dios para que sus enfermedades
pudieran ser sanadas.
En este sentido, podemos
mencionar el caso del rey Asa de Judá cuando enfermó de gota en los pies, y
dice la Biblia (2 Crónicas 16:12) que en su enfermedad no buscó a Dios, sino a
los médicos, esto fue condenación para su vida, y murió.
En el nuevo testamento (Marcos
5:25) vemos la situación de la mujer que tenía flujo de sangre desde hacía 12 años,
había gastado todo en médicos y ninguno le daba una solución. En esos tiempos
esos casos eran más comunes por los limitados conocimientos que había.
En los principios del
cristianismo, los médicos estaban asociados con el dios de la medicina y
curación de la mitología griega, Esculapio, su símbolo era el caduceo (serpientes
enlazadas alrededor de un báculo), y este es aun el símbolo de la profesión médica.
En la Biblia se hace mención de
varias enfermedades como la lepra, las hemorroides, la hidropesía (edema,
retención de líquido), y las enfermedades estomacales (Deuteronomio 24:8,
28:27, Lucas 14:2, 1 Timoteo 5:23).
Al leer la Biblia, nos damos
cuenta que en esta no encontramos motivo de “alabar” por así decirlo, a los
médicos, o motivos para pensar que la medicina es el único medio para obtener
salud, pero tampoco se subestima su profesión. En Colosenses 4: 14 se llama a
Lucas el medico “amado” pero esto más en un término espiritual que médico. Lucas
usaba terminologías y descripciones médicas que sugieren que practicaba
medicina moderna.
En Lucas 5:31 Jesús nos dice ”los que están sanos no necesitan médico,
pero los que se hallan mal sí”, haciéndonos ver que era aceptable y
coherente buscar a un médico para tratar enfermedades. Tampoco hay una base bíblica
que nos haga referencia a condenar el uso de antibióticos, antisépticos o
analgésicos, pues como vimos al principio de este artículo en el libro de Jeremías
se nos habla de un bálsamo que pudiera tener estas características.
De hecho, muchas medidas de prevención de enfermedades
son mencionadas en la Biblia, muchas de las cuales son usadas hoy día, vemos
una vez más que la Biblia se ha anticipado en tantos aspectos así como en la
medicina, salud y prevención de infecciones y enfermedades.
Los principios para conservar la
salud que menciona la Biblia siguen siendo igual de prácticos hoy, pues el
objetivo principal de las leyes que Dios dio a Moisés, era prevenir
enfermedades, y del mismo modo las medidas preventivas hoy han resultado más
útiles que sólo centrarse en el tratamiento de la enfermedad. Por eso hoy vemos
mucho este slogan: “Es mejor prevenir que curar” o “Más vale prevenir”.
Cuando vemos estas leyes que Dios
dio a Moisés se puede apreciar que la prioridad en ellas es la prevención para
el cuidado de la salud. Mencionaremos algunas:
-Deuteronomio 23: 13 dice: “Y debes tener disponible una estaca junto con
tus útiles, y tiene que suceder que cuando te agaches fuera, entonces tienes
que cavar un hoyo con ella y volverte y cubrir tu excremento”
Para esos tiempos esta norma era
una medida preventiva muy avanzada, para evitar enfermedades que se pueden
transmitir por las moscas, como la shigelosis, tifoidea, disenterías, que aun
en estos días son muy comunes sobre todo en lugares en los que no toman este
tipo de medidas.
-En el capítulo 11 de Levítico se
dice que las enfermedades se pueden transmitir por medio de insectos, roedores
y agua contaminada. Este dato que puede parecer insignificante nos demuestra
que la Biblia se adelanta a descubrimientos de científicos como Pasteur o
Leeuwenhoek, que sucedieron milenios después.
-Acerca de las reglas y
prohibiciones dietéticas se nos habla en Levítico 11: 13-20, entre esas
prohibiciones se incluyen a predadores como las águilas, las águilas pescadoras,
búhos, el cuervo y el buitre. Debido a que estos animales
pertenecen al nivel superior de la cadena alimentaria, concentran gran cantidad
de toxinas. En la ley de Moisés se permitía comer algunos animales vegetarianos
que no pertenecían a una cadena alimentaria en la que se concentran toxinas.
-En numerosos versículos del AT
también se habla acerca del consumo de carne y sangre, Génesis 9: 4; Levítico
3: 17; 7: 26; 17: 10-16; 19: 26; Deuteronomio 12: 16; 15: 23. Esta prohibición también
se menciona en el NT en el libro de Hechos 15: 20, 29 y 21: 25.
-Incluso las leyes morales en la
Biblia son una manera de prevención contra las enfermedades de transmisión
sexual (Éxodo 20: 14; Romanos 1: 26, 27; 1 Corintios 6: 9, 18; Gálatas 5: 19).
Como podemos apreciar la Biblia
nos da luz acerca de muchos aspectos biológicos, de las enfermedades más
concurrentes, incluso datos muy adelantados para los tiempos en que se
escribieron, pues la sabiduría de Dios va más allá de la sabiduría del hombre y
el solamente es Creador de todo, y así como el da la salud, El también tiene
derecho de quitarla, y por nuestra parte, nuestra responsabilidad es cuidarla.
Por Bárbara Garibay P.