miércoles, 1 de mayo de 2019

Errores que nos limitan con Dios


Te invito a reflexionar acerca de algunas ideas erróneas que pueden estorbar en nuestra intimidad con Dios:

   1)      Pensar que Dios siempre está enojado.
       Variedad de personas han expresado que tienen la sensación de que Dios siempre está enojado con el mundo y que si deciden acercarse, seguramente Él se vengará de ellos, pero eso es un error. Si bien es cierto que Dios aborrece el pecado, también es verdad que ama al pecador.
       No nos ama porque nosotros hayamos realizado algo digno, sino por su pura gracia y misericordia “no por obras para que nadie se gloríe” (Efesios 2:9). ¿A qué me refiero con esto? A que Dios no está enojado contigo. Por más veces que podamos fallarle, Él siempre estará con los brazos abiertos para recibirnos, perdonarnos y transformarnos.
       Dios es incondicional, ha decidido siempre amarte aun sin merecerlo, por lo tanto, Él no te ha rechazado, más bien tú lo has hecho contigo mismo a través de conceptos erróneos del amor. Te has convencido de que no mereces algo mejor, de que eres culpable y mereces castigo.
      El enemigo trata de engañar a las personas de todas las maneras posibles para crear barreras entre el hombre y Dios; se ha encargado de crear esas ideas condenatorias llenas de desesperanza para que pienses que ya no hay solución y que es mejor dejar las cosas como están. La actitud conformista y pesimista puede envenenarte, así que ¡Cuidado con lo que piensas! Tus pensamientos pueden dirigir las intenciones de tu corazón y convertirlas en realidad.
      Al enemigo le conviene convencerte de que Dios te odia, te rechaza y no te acepta, pero recuerda que “De tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16) Eres importante para Dios, ¡Eres de los suyos! Acepta el regalo de amor, verdad, perdón y salvación que Dios te ofrece, y acércate confiadamente aÉl en todo momento, siempre está listo para entablar una conversación contigo y mostrarte su bondad y gozo en el diario vivir.

2)      Pensar que Dios es malo
       Según la Real Academia Española, la palabra “malo” se puede definir como un valor negativo, falto de cualidades. Nocivo, desagradable, doloroso, desfavorable, traición, hostilidad, malas intenciones, entre otras. 
      Ahora bien, en la biblia se describe a Dios de la siguiente manera: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque DIOS ES AMOR” (1Juan 4:7-8). “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1ra. Corintios 13:4-7).
       Así que, reconociendo que Dios es amor, podemos cambiar nuestros pensamientos y reconocer que Él es bueno y tiene planes positivos y bendiciones para nuestras vidas. Estar de su lado es lo mejor.

3)      Pensar que Dios tiene favoritos
       Me parece que es un aspecto que requiere bastante definición. En ocasiones puede suceder que uno haga comparaciones innecesarias con otras personas y como resultado surgen: envidias, menosprecio o vanagloria. ¡Cuidado con esto! Va un ejemplo: “Mira, tan joven y cristiano, siempre está involucrado en los ministerios y ora por la gente. Yo debería estar haciendo eso pero el pastor lo llamó a él, ha de ser porque es uno de los preferidos de Dios” ¡Error!
       En Romanos 2:11 se menciona que Dios no hace acepción de personas. Todos somos especiales ante Él y tenemos las mismas oportunidades. Él nos ha dotado de dones y talentos particulares que debemos administrar para llevar a cabo su obra. ¿Si Dios no nos compara, porqué habríamos de hacerlo nosotros mismos?
        Cada persona tiene un propósito, no podemos esperar hacer lo mismo que los demás, pues “algunos han sido llamados a ser apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, maestros. A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:11-12).
       Todos tenemos algo que hacer y ofrecer, no nos comparemos con los demás ni pensemos que somos mejores o peores. Todos estamos en igualdad de condiciones y tenemos oportunidades, dependerá de nosotros actuar en el momento correcto y hacer la voluntad de Dios. Que las envidias o comparaciones no estorben tu relación e intimidad con Dios.
       Puedes prestar tus servicios a personas que lo necesitan, orar, levantar tus manos y entregarte a Dios humildemente, sin esperar que los hombres te premien por lo que haces, sólo hazlo por amor y agradecimiento a Dios. Recuerda que Él ha depositado un propósito especial en tu vida ¡Vívelo intensamente!

    4)      Pensar que orar y leer la biblia son una obligación
       La Real Academia de la lengua Española define la palabra Obligación como una “imposición o exigencia moral que debe regir la voluntad libre”.  Orar y leer la biblia no tienen por qué ser una imposición, seamos sinceros con nosotros mismos y de manera personal examinemos los motivos por los cuales llevamos a cabo esos actos.
       Dios nos ha dado el privilegio de conocer su verdad a través de su palabra, leer la biblia nos permite adentrarnos a lo que Dios tiene para nosotros, conocer sus planes, lo que ha sido, lo que es y lo que será. Orar es “ponernos mental y anímicamente ante la presencia de Dios, para dar gracias o pedir algún favor, o simplemente con actitud compasiva”.
       Orar nos acerca a Dios, es la comunicación íntima con Él, de corazón a corazón. Nadie más tiene porqué inmiscuirse en tu relación con Él. Podría ser un momento íntimo en el cual conocer el corazón de Dios, su voluntad y bondad a nuestras vidas.
       Pero,  ¿Por qué podríamos verlo como una obligación? ¿A caso hay cosas más importantes que hacer? Es una realidad que el enemigo quiere interrumpir el tiempo de oración ya que sabe que en esos momentos nos hacemos más fuertes y podremos estorbarle en sus maléficos planes.
       Usa el entretenimiento para desinteresarnos o desenfocarnos de las cosas de Dios, haciendo que estemos propensos a caer en pecado. En ocasiones la rutina diaria, infinidad de compromisos y actividades, hacen que nos distraigamos; hay cuentas que pagar, trabajos y plazos para entregar, los tiempos cada día son  más líquidos, el día parece ser más corto.
        Pero aun en medio del ajetreo se puede guardar un momento para atender la vida espiritual y alimentarte de la palabra de Dios. En Josué 1:8 menciona “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.

5)      Pensar que Dios no puede ayudarnos con nuestros problemas
       Hay ocasiones que el ser humano se cree “el ombligo del mundo”, que todo gira alrededor de él, que si se mete en problemas, con esa misma capacidad podrá generar soluciones para enfrentarlos y salir de ellos. Pero cuando no encuentra la salida, atrae pensamientos negativos y de orgullo que le impiden reconocer su condición y pedir ayuda. Algunas personas dicen: “Es imposible arreglar mi matrimonio”, “Ésta enfermedad no puede ser curada”, “No puedo cambiar”, “Tengo muchos problemas económicos, no veo cómo salir de ellos”, “Esto me está atormentando, soy un fracasado”.
       En Marcos 10:27 se menciona “Para los hombre es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios”.  Debemos reconocer que Dios es to

dopoderoso, si hay algún problema en nuestras vidas, resulta una perfecta oportunidad para ver el favor de Dios en acción. Es increíble ver que familias desintegradas han sido restauradas, que personas con diagnósticos desalentadores han sido completamente sanos por la intervención de Dios, que los problemas económicos, adicciones, depresión, fracaso, tormento, tristeza, pueden ser transformados, pues nada se puede contener a la autoridad divina.
       Los problemas pueden ser situaciones que el enemigo usa para mentir, confundir a las persona  y convencerlas de que Dios lo ha permitido por venganza, pero ¡No es así!, Dios es amor, es fiel, es justo. Él tiene pensamientos que exceden nuestro entendimiento, dice en su palabra que “todas las cosas obran para bien…” (Romanos 8:28). Es un error pensar que hay alguna situación que exceda el alcance de Dios.
       Somos su creación y como tal, Él tiene el control de hasta el más mínimo detalle de nuestras vidas. Toda situación trae un aprendizaje y crecimiento personal, Dios tiene un propósito para cada uno, y si esas circunstancias sirven para mejorar, cambiar, transformar y salvar, entonces habrá valido la pena el proceso.

6)      Pensar que estamos solos
       La muerte de un ser querido, una ruptura amorosa, el rechazo de la familia o la sociedad, la incomprensión, la lejanía física o emocional, pueden generar sentimientos de soledad. Hay quienes dicen “¿Dónde estaba Dios cuando mi padre agonizaba? Él sabía que era todo lo que tenía”, “¿Por qué me quitó lo único que tenía? Lo único valioso en mi vida”.
       Pareciera que el ser humano está continuamente a la defensiva, tanto dolor ha cegado e impedido el reconocimiento de los pequeños detalles divinos con que Dios nos muestra su compañía. En Mateo 28:20 dice “… he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Lo que nosotros debemos aprender es a reconocer que Dios es suficiente. Teniéndolo a Él, lo demás es añadidura. Es un error pensar que estamos solos y que nuestra vida puede depender de una persona ajena a Jesucristo.
       Es increíble ser conscientes de la compañía y respaldo de Dios en nuestras vidas. La biblia está repleta de testimonios donde se muestra la relación con Dios y su compañía total para cualquier persona, no importando su condición de “justos o pecadores”. Dios siempre está con nosotros, muestra de ello es lo que se menciona en Isaías 41:10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
       Habrá momentos en que las personas podrán fallarnos, podremos ser rechazados, alejados, abandonados, heridos, pero Dios siempre estará con nosotros, nos dará esperanza y fortaleza para salir adelante.
       No pongamos nuestras esperanzas en las cosas del mundo, todo eso es sumamente pasajero, sólo enfocándonos en Dios, en lo eterno, en lo genuino, podremos reconocer el verdadero significado de la vida. Utiliza los momentos de “soledad” para platicar con Dios, desahógate, ríe, llora, grita, Él sabrá consolar tu corazón y llenarte de alegría desbordante. Ser conscientes de su presencia te guiará a una vida en plenitud. 


Por Maribel Sánchez


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